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Los hombres que no amaban a las mujeres
Stieg Larsson |
Mikael Blomkvist, periodista de investigación, es declarado culpable en un juicio por difamación. Tendrá que ingresar en prisión, pero en el intervalo que resta hasta el momento de cumplir su condena, es contratado por un magnate financiero para descubrir el misterio de la desaparición de su nieta Harriet… hasta aquí, el argumento bastante manido y carente de originalidad, se complica al conocer que el empresario, Henrik Varger, recibe todos los años, coincidiendo con el cumpleaños de Harriet, un cuadro con una flor seca mandados desde distintos lugares del mundo y siempre sin remitente.
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Novela de misterio, novela negra, novela policíaca, detectivesca, incluso “obra maestra”; todo esto y aún más se ha dicho de este best seller mundial.
Personalmente, me surge la duda sobre si su éxito hubiera sido el mismo de no haber estado precedido, su lanzamiento, del morbo de saber que su autor murió antes de ver publicadas ninguna de sus entregas.
Que la novela entretiene, vale; que hay misterio, también; que es una “obra maestra” como algunos pretenden definir… ¡por favor!.
Es una novela tediosa y aburrida durante las cuatrocientas primeras páginas, con personajes imposibles tanto en su forma de actuar, como en sus caracteres, absolutamente planos e insustanciales. La acción y el desenlace son un fraude para el lector, pues una buena novela de género ha de darle al lector la oportunidad de ir descubriendo el misterio a medida que avanza la acción, con las pruebas que vayan surgiendo, el recurso de la idea magistral y del personaje que aparece sólo al final son una trampa,… ¡así no vale!.
En su descargo, el mostrar una prosa sencilla y facilona de leer en cualquier momento y lugar,
Realmente creo que el autor, quiso reflejarse en el protagonista, periodista de investigación como él, que profundiza en las corruptelas de las altas finanzas, aderezado con un toque, aquí y allá, de comportamientos monstruosos por parte de la extrema derecha. Hombre integro y con una idea de la ética rayando el quijotismo.
En cuanto a su personaje femenino principal, Lisbeth Salander, es una joven inadaptada, tutelada por el estado por considerarla inestable, de imagen gótica, repleta de tatuajes, de apariencia anoréxica y por si ello fuera poco “hacker informático”; dicho lo cual, ésta que escribe, alucinaba, al comprobar como a lo largo del libro tenía un éxito con los hombres que ya quisiera cualquier madonna para sí. Simplemente ¡inverosímil!.
Soporífera la primera mitad del libro que hace bueno el refrán de que “lo bueno si breve dos veces bueno”, por ello estoy convencida que el libro habría funcionado muchísimo mejor de no existir esas cuatrocientas primeras paginas, ya que de ahí en adelante se centra la acción, se sitúan los personajes y la trama y la intriga van creciendo, hasta hacerte beber las paginas y quedarte con ganas de más.
Mi opinión es que es una lastima que para disfrutar de una más que notable novela negra tengamos que pasar antes por el suplicio de leer las primeras páginas.
Pero esto es como todo,... para gustos….
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