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Puerto Rico

Puerto Rico es un archipiélago situado al noreste del Mar Caribe, que se compone de una isla principal y una serie de cayos e islas pequeñas que la rodean, tales como Culebra, Culebrita, Vieques y Mona, entre otras. Su capital, San Juan, está situada al noreste de dicha isla principal y a unos 1700kms de distancia de la costa sur de Florida (Estados Unidos).


La población total del país ronda los cuatro millones de personas, repartidas a lo largo de los 78 municipios que lo forman; aunque eminentemente blanca, también existe un gran número de población mestiza y afro-caribeña. La temperatura media del país no suele bajar de los 23 grados centígrados aunque la sensación térmica es mayor debido a la alta humedad propia de una isla.

Si queremos conocerla un poco, antes de nada, una aproximación histórica del lugar.


Tras las primeras expediciones de Cristóbal Colón en la actual República Dominicana, Juan Ponce de León llegó en 1508 a Puerto Rico. Junto a su ejército, formado por soldados españoles, sometió a la población indígena que habitaba la isla. Fue a partir de ese momento cuando esta isla, denominada hasta entonces Borikén, fue incorporada a las posesiones de ultramar de la Corona Española.

Tras varios siglos de dominio español sobre el territorio, en 1898 y a través del Tratado de París, Puerto Rico y otras islas españolas del Caribe, pasaron a ser “propiedad” de los Estados Unidos de América, como colonias. Actualmente, la situación político-administrativa de Puerto Rico ha avanzado y es marcadamente distinta.


Aunque realmente es un territorio no incorporado a los Estados Unidos, y continúa operando bajo poder del Congreso, oficialmente Puerto Rico es hoy en día un Estado Libre Asociado; esto conlleva la posesión de ciertas características comunes al resto de Estados federados americanos, con la especialidad de poseer una Constitución propia (desde 1952) para asuntos internos pero sin soberanía propia.

La moneda en curso es el dólar y su economía es principalmente terciaria. Las lenguas oficiales del país son tanto el español como el inglés, lo que ofrece unas impresionantes posibilidades de integración y turismo de gentes de ambos hemisferios.

El tamaño de esta paradisiaca isla es sorprendentemente reducido, pues según un estudio reciente del Departamento de Geografía de la Universidad de Puerto Rico, mide unos 180kms de largo por 65 de ancho. Si queremos comparar, es apenas un poco más grande que la provincia de Almería.


Pero, mirémoslo desde otra perspectiva: qué mejor que tener la oportunidad de recorrer en sólo unos pocos días todos y cada uno de los rincones del país, cada uno más sorprendente que el anterior, todos cargados de innumerables posibilidades de ocio y diversión.

Si ya nos hemos decidido a aventurarnos a conocer la isla, una sencilla y primera aproximación podría llevarnos a dividirla en una marcada zona metropolitana y el resto de zonas, más rurales, de alrededor.

Esta división nos permitirá distinguir la parte financiera de la isla y otra menos industrializada. La primera nos ofrecerá experiencias propias del centro de las ciudades, centros comerciales, restaurantes, lugares de ocio nocturno, como bares (conocidos como “barras”), discotecas, etc. Algunos de estos municipios metropolitanos son San Juan (la capital), Carolina (donde se encuentra el aeropuerto internacional Luis Marín Muñoz), Guaynabo y Bayamón, entre otros.


Si queremos saber cómo desplazarnos, a lo largo de esta zona “metro” es donde circula la corta pero estable y cómoda línea de tranvía, así como las líneas de autobús (AMA) y los principales recorridos de los escasos taxis que circulan.

Del otro lado, los municipios de alrededor, están conectados a través de amplias carreteras y “expresos”, los cuales nos permiten acercarnos a parajes menos edificados, en algunos de los cuales prevalecen aún restos de las primeras civilizaciones indígenas que, en el pasado, habitaban la isla.

Entre todos ellos, debería ser una visita obligada la Cueva del Indio, la Cueva Ventana, el parque nacional de El Yunque, las bahías bioluminiscentes de Vieques, Fajardo y la Parguera, sin duda un verdadero espectáculo de la naturaleza que, por desgracia, se encuentra en muy pocos países del mundo.


Aunque además de los mencionados existen innumerables lugares que no debemos perdernos si viajamos a Puerto Rico, los amantes de la naturaleza y de las playas caribeñas de ensueño, no deberían irse sin visitar la famosa playa de Flamenco, situada en la isla puertorriqueña de Culebra, a la que se puede acceder fácilmente a través de cómodos ferrys y que, además, nos ofrece la posibilidad de acampar a escasos metros del agua. Las playas de Rincón, al noroeste, son de reconocimiento internacional para quienes disfrutan de las olas y del surf; las playas del suroeste, entre ellas las de Cabo Rojo y particularmente Playa Sucia (que nada tiene que ver con su nombre) no pasarán tampoco desapercibidas.

Desde luego, ir a Puerto Rico es ir a bailar salsa, bachata y merengue a la Placita de Santurce, ir a comer delicias derivadas del plátano dulce (o guineo) tales como los tostones, el mofongo o el pastelón, así como disfrutar del singular arroz con habichuelas, tan típicas y variadas en el Caribe.


A pesar de su belleza, Puerto Rico no es aún hoy en día uno de los principales destinos turísticos de vacaciones, quizá para algunos ello sea incluso una ventaja añadida.

Como ahora sabemos, la isla concentra playas, parajes, bosques, calas y otros lugares tan increíbles que convencerían a los viajeros más experimentados y exigentes, pues, aunque pequeña, la variedad y la gente de sus islas no tardarán mucho en conquistarte. Conocer Puerto Rico es conocer parte de la historia de nuestro país, es conocer distintas culturas mezcladas en un pequeño territorio, a cada paso más agradable y acogedor. Una vez allí comprenderás por qué la llaman la Isla del encanto.

CARMEN MIRA
Estudiante de la Universidad Autónoma de Madrid
Estudiante Internacional en la Universidad de Puerto Rico. Curso 2013-2014.

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