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FELICIDAD ¿TE GUSTA SONREIR? HIGIENISTAS DENTALES EN INGLATERRA
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FELICIDAD
AUTOR
Pedro Quintana Cortijo
- Consultor Internacional Comercial
- Manager de Ontrail S.L.
- Master Coaching e Inteligencia Emocional por la Universidad Pontificia de Salamanca UPSAM.
- Profesor de Liderazgo en el Master Coaching e Inteligencia Emocional de la Universidad de Alcalá.
Hace dos años que mi hijo menor vive conmigo en mi apartamento del Norte de Italia. Vino para completar su formación como estudiante en el mundo del diseño y lo que no sabe todavía, es que su llegada propició que yo pudiera tratar de completar mi formación como padre.
Muy frecuentemente, cuando no debo ausentarme por mis múltiples viajes de trabajo, estamos juntos, en silencio, realizando nuestras actividades cotidianas. Los dos trabajamos normalmente con el ordenador, mientras, en el mismo espacio, nuestra perrita Lúa dormita plácidamente. A veces interrumpimos ese silencio y hablamos. Hablamos de múltiples temas, importantes y no tanto, y esta comunicación nos ayuda a conocernos y a profundizar en nuestros valores.
Recuerdo una tarde, durante el pasado invierno, aquí los inviernos son fríos y húmedos, aunque las casas en general están bien dotadas para sobrellevar los rigores de la estación con confort, Javier me preguntó, de esa forma tranquila y pausada que él suele utilizar:
- “Oye papá… ¿puedo hacerte una pregunta?”
- “Por supuesto hijo, dime…”
- “¿Consideras posible vivir en un estado de felicidad permanente?”
Vaya, la verdad es que la pregunta se las trae, y le respondí que lo que debe ser permanente es la voluntad de no renunciar a serlo, ejerciendo todas las acciones necesarias, encuadradas en un marco de responsabilidad, que nos conduzcan a mantenernos en esa felicidad que todos nos merecemos.
Claro que conviene aclarar qué entendemos por felicidad y responsabilidad.
Podemos decir que la felicidad es un estado definido por una sensación de bienestar y equilibrio de carácter emocional que nos ayuda a vivir la vida con tranquilidad, habilitándonos además para sacar el mayor partido de esta.
Nuestro cerebro es el inicio y final de la misma. Son determinados estímulos externos (imágenes, palabras, situaciones, etc…) y también estímulos internos provenientes de nuestra mente (nuestros pensamientos, mensajes que nos enviamos, interpretaciones que damos de las cosas, etc...), que tienen la entidad suficiente para poner en marcha y disparar desde el cerebro nuestro dominio emocional. Cada uno de estos “disparos” genera una combinación de diversos neuropéptidos que inundan todo nuestro ser y llegan a todos los rincones de nuestro cuerpo generando determinadas sensaciones.
Dependiendo de que el estímulo percibido sea, de acuerdo con nuestros valores, positivo o no, las sensaciones corporales que observaremos serán positivas y placenteras o no.
A mí me hubiese encantado responder a mi hijo que el estado de felicidad es perfectamente conseguible durante todo el tiempo, pero cuando vivimos conscientemente en nuestro entorno diario, experimentamos también situaciones complicadas derivadas de esos estímulos que recibimos. Nadie mínimamente responsable, puede sentirse feliz ante la contemplación del sufrimiento propio y ajeno, cuando contemplamos imágenes de la guerra, catástrofes naturales, o incluso cuando sufrimos pérdidas personales irrecuperables como la muerte de un ser querido.
No obstante, en la respuesta dada a mi hijo, sitúo la felicidad como una referencia que no debemos perder jamás de vista, si hacemos un símil sería el camino sobre el que recorrer nuestro tiempo vital, y el resto de situaciones no deseadas, aunque a veces inevitables, serían aquellos desvíos provisionales que nos sacan de ese camino, pero al que siempre queremos y debemos volver.
También le dije a Javier de emprender todas las acciones necesarias para volver a ese camino siempre que lo hagamos de forma responsable.
¿Qué entendemos por responsabilidad?
Es la capacidad que tenemos para dar respuesta a nuestras necesidades de un modo moralmente aceptable.
Es este concepto el que mejor define a una persona madura y por tanto poderosa, independiente, altamente proactiva. Vemos que hay muchas palabras para definir esa misma persona. El grado de responsabilidad puede oscilar según el nivel de proactividad de los individuos y este parte de cotas muy bajas en personas altamente reactivas con un nivel de seguridad personal muy limitado y escasa preparación intelectual, hasta llegar a cotas muy altas en sujetos muy proactivos con altos niveles de independencia personal. La buena noticia es que jamás, por muy buenos que seamos podremos alcanzar la cota más alta, pues esta sería la perfección y es este un concepto que nos mantiene en el camino, que nos estimula a seguir creciendo, sabiendo que, afortunadamente no llegaremos jamás a conseguirlo.
Asi pues, vemos que el concepto responsabilidad, nos impone límites a la hora de realizar la tarea de conseguir la felicidad. No vale realizar cualquier acción para obtener esa sensación placentera si para ello debo cometer una acción que vaya en contra de los principios universales, todo aquello que haga debe ser moralmente aceptable: “No puedo conseguir recuperar la tranquilidad en mi casa, si tengo vecinos ruidosos, agrediéndolos con un arma”. No debemos resignarnos a aceptar algo que no sea bueno para nosotros y que nos saque de ese camino de la felicidad que tanto merecemos, pero debemos encontrar el modo, moralmente aceptable, que lo haga posible.
Javier, se tomó un tiempo para pensar mi respuesta, y me preguntó a continuación:
- “Papá… ¿Qué acciones puedo realizar una vez que mi emocionalidad me ha llevado a un estado que no me da felicidad, y tengo sensaciones desagradables?”
Ante esta pregunta, le pedí, que si le parecía correcto hiciera el siguiente ejercicio: Que dedicara el próximo mes a detectar y anotar las ocasiones en que se desviaba del camino de la felicidad y los posibles motivos que lo habían producido, que reflexionara más ampliamente sobre la respuesta anterior y que una vez que creyera haber asimilado la esencia de su contenido, continuaríamos con la siguiente pregunta.
Continuará……
Bibliografía:
- Los siete hábitos de la gente altamente efectiva - Stephen R. Covey
- En busca de Spinoza - Antonio Damasio
- Ontología del Lenguaje - Rafael Echeverría
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