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La comunicación con el paciente en Odontopediatría: nuevos retos.


Dra. Paloma Pérez Prieto.
Odontóloga por la Universidad de Valencia.
Odontopediatra por la Universidad de Boston.
Doctora en Odontología por la Universidad de Valencia.
Actualmente dedicada en exclusiva a la práctica Privada.

INTRODUCCIÓN:

Bien es sabido por todos que la guía o manejo de la conducta está basada en la ciencia, pero es también esencialmente un arte particular que cada profesional desarrolla en base a dos ejes fundamentales, el de su formación influido por la teoría y los profesionales que le formaron y uno segundo basado en la práctica, la observación y la experiencia clínica y personal acumulada a través de los años.

El tratamiento dental de los niños, de los adolescentes y de los pacientes con necesidades físicas, psíquicas y/o sensoriales, en el campo de la Odontopediatría requiere frecuentemente modificar el comportamiento del paciente. El objetivo es la reducción y eliminación del miedo y la ansiedad a la vez que conseguimos una mayor comprensión y cooperación en el logro de una mejor salud bucodental.

Cada equipo dental debe disponer de un grupo de técnicas siendo algunas de ellas destinadas a establecer, mantener y mejorar la comunicación y otras a eliminar comportamientos no deseados y aparición y adquisición de los que sí son deseados.

La Academia Americana de Odontopediatría desde 1989 y en posteriores y continuas revisiones y actualizaciones establece dos grupos de técnicas: las básicas y las avanzadas.

Dentro de las básicas tenemos las de comunicación, el Dí Muestra Haz o también llamado triple E (Explica, Enseña y Ejecuta), el Control de voz, la comunicación no verbal, el refuerzo positivo, la distracción, la presencia o ausencia de los padres y la inhalación de Óxido Nitroso.

Dentro de las avanzadas tenemos la Estabilización protectora física, la Sedación y la Anestesia general.

LA COMUNICACIÓN DENTRO DEL MANEJO Y GUÍA DE LA CONDUCTA BÁSICO

Es necesario subrayar la importancia tan grande de este sencillo concepto. Toda técnica de comunicación persigue tanto con el paciente cooperador, el potencial cooperador como el no cooperador, establecer un canal que nos lleva a realizar tratamientos dentales de la mayor calidad, en el menor tiempo posible y convertir estas experiencias en una de crecimiento que conduce al paciente a crecer libre de ansiedad y miedo dental, consciente de la importancia de una buena salud buco dental como parte de una salud integral y que se perpetuará en el núcleo familiar con la aparición de actitudes muy positivas tanto hacia el odontólogo y su equipo como hacia la Odontología.



La comunicación ha de empezar desde el primer año de vida, obviamente en este momento, los protagonistas son los padres y/o tutores de los infantes, a los que debemos como equipo educar primero en hábitos de higiene, y en la importancia de la alimentación, la prevención y las recompensas de la misma. Esta es una barrera muy importante aún hoy en día pues no es común que los padres visiten nuestras consultas con niños de edades tan tempranas. Cada miembro del equipo dental tiene un papel de gran relevancia y es necesario que el equipo distribuya roles y tareas y vayan a la par en su actitud comunicativa.

Con respecto al odontólogo, las barreras en el establecimiento de un canal de comunicación pueden ser las prisas, no tomarse el tiempo necesario para atender dudas o dar explicaciones, la impaciencia o incluso no permitir la presencia de padres en el gabinete dental. Es necesario que el Odontólogo demuestre empatía por padres y pacientes, si bien es cierto que en este aspecto la personalidad y creatividad del odontólogo son de total relevancia.

El resto del equipo dental juega un papel de tal importancia en los canales de comunicación que su falta de interés o implicación pueden determinar el fracaso de la misma. Una actitud de bienvenida, de alegría, de satisfacción por enseñar, por comprender y educar son piezas clave del éxito comunicativo. Este trabajo comenzará desde el primer contacto con los padres/tutores del paciente, bien sea telefónico, vía redes sociales o presencial durante la primera visita en la clínica. Es esencial que la bienvenida de la recepcionista sea profesional y cálida, apropiada al igual que nuestro lenguaje a la edad de los pacientes y sus necesidades. Cómo recibimos a nuestros pacientes puede condicionar el resto de la primera visita marcando una actitud positiva y abierta o suspicaz, desconfiada o incluso negativa.

El equipo dental en su actitud y comportamiento será una extensión del comportamiento y actitud del Odontólogo, y es necesario que este compromiso de actuación a la par sea revisado y formado continuamente, pues un equipo unido debe formarse y maximizar sus habilidades y aptitudes comunicativas.

No sólo es relevante lo que decimos, sino cómo lo decimos y nuestro lenguaje corporal. Un gesto amable puede valer más que mil palabras. En Odontopediatría y en especial con los pacientes más pequeños es muy importante reconocer el valor del juego. Los niños aprenden jugando y ésta es un arma con la que podemos conseguir un alto nivel de cooperación y de satisfacción en el niño.



Mientras el niño espera a ser visitado por primera vez, un miembro del equipo dental puede tomarse el tiempo de leer con el paciente un libro o cuento, sencillo, acerca de lo que ocurrirá durante esa primera visita. Los niños pueden colorear hojas que les introduzcan al material y ambiente dental o pueden jugar a cepillar los dientes de muñecos o bocas diseñadas a tal efecto. De nuevo, el manejo conductual es ciencia pero es arte y la fantasía del equipo dental debe estar abierta a nuevas propuestas, también acordes a los tiempos que corren, apoyándonos en juegos y herramientas interactivos. Es de gran ayuda que el consultorio estas armas estén protocolizadas pues ayudarán en la dinámica del día a día y evitarán alterar el trabajo dental del odontólogo.

Dí Muestra Haz o la técnica de la triple E (Explica, Enseña y Ejecuta) deben ser usados de forma rutinaria en todos los aspectos de un tratamiento dental. La introducción al equipo y gabinete dental así como a nuestros materiales en un lenguaje sencillo, sin prisas y las demostraciones y explicaciones tienen el fruto de acelerar posteriormente y disminuir el tiempo de trabajo y todo aquello que disminuya el tiempo de trabajo en el sillón dental redunda en mayor colaboración y una actitud más positiva del paciente, de cualquier edad.

El Control de voz persigue mediante la modificación del ritmo y del tono de voz del Odontólogo e incluso de las higienistas, la desaparición de un comportamiento no deseado, pero ha de ser usado con gran precaución pues los niños suelen interpretar estas variaciones como una amonestación que genera aversión hacia la situación y el personal dental. Por eso no es recomendable su uso si no va seguido de un refuerzo positivo muy acentuado inmediatamente después de desaparecer la conducta no deseada. El Odontólogo o miembro del equipo dental que percibe que su uso altera su estado anímico debe desechar esta técnica, que de otra forma generara frustración y agotamiento.

El refuerzo positivo es una de las armas más importantes de las que disponemos. Todo comportamiento y/o acto deseado y apropiado debe ser reconocido por el Odontólogo y su equipo y refuerza la recurrencia de los mismos. El refuerzo puede ser verbal o material.

El material hace referencia a pequeños premios: un globo, un adhesivo, una hoja para colorear; pero el verbal tiene un “poder” inconmensurable. Querer agradar no es un signo exclusivo de la infancia o de la adolescencia sino que es innato en las personas, pero es cierto que durante la infancia está muy marcado. Reforzar el comportamiento de un niño diciéndole que es un campeón, un valiente y cualquier adjetivo hermoso a nuestro alcance tiene efectos muy positivos. Estos efectos no solo son palpables en el niño paciente, que repite ese comportamiento deseado sino en el propio equipo dental y el odontólogo que reciben una recompensa profesional en el trabajo bien hecho y en aspecto psicológico, feedback necesario en esta especialidad amable y agotadora.

La distracción es la técnica que como su nombre indica busca disminuir la percepción de lo que no es placentero y evitar la aparición o fomentar la desaparición de un comportamiento no deseado. Dentro de la distracción disponemos de un sinfín de juegos que pueden ser usados por el personal con el paciente. La fantasía de cada miembro del equipo puede conseguir distraer de lo negativo con palabras amables, cuentos, canciones, exclamaciones en momentos claves, etc. Distraer al niño paciente puede ser complicado y requiere de agilidad mental y una absoluta entrega a lo que se está haciendo. No es momento de hablar entre los miembros del equipo desatendiendo al niño, centro absoluto de nuestra jornada, revisando malas costumbres como hablar de temas no relevantes a un tratamiento durante la consecución del mismo. Conviene que mientras el odontólogo trabaja, un miembro del equipo sea el especialmente encargado de esta tarea. Por tanto, una vez más no es posible dejar de subrayar la importancia del reparto de tareas así como el reconocimiento de la importancia de absolutamente cada una de ellas.



La presencia o en su defecto ausencia de los padres/tutores en el gabinete dental forma parte de nuestras armas de comunicación y debe ser empleada o no por el Odontólogo tras revisión de su método de trabajo y aptitudes personales. Hoy en día el Odontólogo y el equipo dental deben revisar este protocolo de forma individualizada si bien es bastante consensuado que en menores de 4 años la presencia de padres/tutores es tranquilizadora para el niño paciente y ayuda a la consecución de los tratamientos de forma óptima. La comunicación previa es esencial cuando los padres están presentes, dejando claro roles y expectativas. Los padres han de estar presentes para ayudar y el odontólogo debe usar su empatía para transmitir estos difíciles conceptos. Los objetivos de mejorar comunicación, cooperación y minimizar ansiedad y miedo dental deben ser claros y las pautas del comportamiento de los padres establecidas con toda claridad, para que sean logrados.

Conclusiones

El manejo de la conducta básico está al alcance de todo el equipo dental y permitirá una mejor comunicación con padres y pacientes, mejorar actitudes hacia el equipo dental y hacia la Odontología y elevar el nivel de salud dental y el reconocimiento de su importancia dentro de la salud integral en nuestra sociedad.

Este grupo de armas tan sencillas basadas en la ciencia, pueden ser desarrolladas, investigadas, usadas y reinventadas por parte de todos los miembros del equipo creando un estilo único y en constante evolución para la mejora de nuestra práctica profesional diaria.



Bibliografía
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