El síndrome de Down o Trisomía 21 es un trastorno asociado al cromosoma 21, donde la persona que lo padece cuenta con un cromosoma extra en ese par, de ahí que se diga “trisomía 21”.
Quienes lo padecen suelen presentar determinadas anomalías en la forma craneofacial y en la cavidad bucal. Estas últimas afectan tanto a las estructuras duras como a las blandas: lengua, mucosa bucal, labios, glándulas salivales, velo del paladar y dentición (en cuanto a tamaño, forma, número, posición y retardo en el tiempo de la erupción). Dichas manifestaciones bucales, propias de esta condición sistémica, predisponen la aparición de otras enfermedades de la boca y gastrointestinales, así como de otras manifestaciones físicas o corporales como pueden ser: baja talla, manchas de Brushfield en el iris, orejas pequeñas, manos cortas y anchas, y clinodactilia del quinto dedo, entre otras.
Los pacientes con Síndrome Down están más predispuestos a presentar varias características orales que los distinguen de otras discapacidades:
- Lengua grande o macroglosia. La lengua puede parecer grande en comparación con el tamaño de la boca, lo que puede dificultar el habla y elevar el riesgo de aparición de problemas de deglución.
- Respiración bucal. El hecho de respirar por la boca durante largos periodos de tiempo puede llegar a provocar una mayor sequedad de las mucosas bucales. Quienes tienden a la respiración bucal, causan deshidratación en el tejido gingival, que conlleva a una inflamación de la encía.
La hipoplasia maxilar, combinada con unas fosas nasales estrechas y un aumento del tamaño de las amígdalas, comprometen el acceso de la vía aérea superior, promoviendo la respiración oral y en ocasiones la aparición de una apnea del sueño. Para compensar esta situación y facilitar la entrada del aire, la mandíbula desciende, los labios se separan y la lengua se adelanta, situándose sobre los dientes mandibulares. A esta posición la conocemos como “posición de las estructuras orales en reposo” en el síndrome de Down.
- Paladar hendido o fisura palatina. Esta es una abertura en el techo de la boca, que puede afectar tanto al paladar blando como al duro.
- Dientes mal alineados. Los dientes pueden observarse más apiñados o desalineados en personas con síndrome de Down.
- Micrognatia. Hace referencia a una mandíbula más pequeña de lo habitual, lo que puede provocar problemas de alineación dental y dificultades para masticar.
- Erupción dental tardía.
- Respiración bucal. El hecho de respirar por la boca durante largos periodos de tiempo puede llegar a provocar una mayor sequedad de las mucosas bucales. Quienes tienden a la respiración bucal, causan deshidratación en el tejido gingival, que conlleva a una inflamación de la encía.
- Maloclusiones. Alta prevalencia de maloclusión de clase III por insuficiente desarrollo del maxilar superior y protrusión mandibular. En el neonato, la lengua ocupa casi toda la cavidad oral y se ubica entre las arcadas en desarrollo y los labios; en consecuencia, en la infancia hay una ligera mordida abierta anterior y una tendencia a la protrusión lingual. El sellado oral es fundamental para la deglución; los dientes entran en oclusión para estabilizar la mandíbula contra el maxilar superior y la base del cráneo, una maniobra esencial para que la masticación y la deglución sean eficaces.
Es importante señalar que no todas las personas que padecen Síndrome de Down tienden a experimentar todas estas malformaciones orales, y que la gravedad de estas condiciones puede variar de una persona a otra. Un cuidado dental temprano y una intervención a tiempo, pueden ayudar a mitigar gran cantidad de estos problemas.
Algunos aspectos importantes a considerar, además de los mencionados, sobre la funcionalidad oral en pacientes con Síndrome de Down, serían los siguientes:
- Habilidades de alimentación. Ciertos bebés y niños con Trisomía 21 pueden experimentar dificultades con la alimentación debido a problemas de succión, masticación o deglución. Intervenir con terapia ocupacional y terapia del habla puede ser útil para mejorar dichas habilidades.
- Habla y lenguaje. Las malformaciones orales, como un paladar hendido que mencionábamos anteriormente, pueden afectar en la claridad del habla. La terapia del hablar ayuda a mejorar la articulación y la comprensión del lenguaje.
- Control motor. Los retrasos experimentados en el desarrollo motor pueden afectar a su capacidad para cepillarse los dientes, masticar alimentos y realizar otras funciones relacionadas con la función oral.
- Higiene oral. Esto puede suponer un desafío para algunas personas con Síndrome de Down debido a las dificultades motoras o de coordinación, por lo que es de gran importancia fomentar y enseñar un buen hábito de higiene oral desde una edad temprana y siempre, proporcionando asistencia cuando sea necesario.
- Cuidado dental. Las personas con Síndrome de Down deben recibir atención dental regular con el fin de prevenir problemas bucodentales como la caries dental y la enfermedad periodontal. Los profesionales de la salud dental, odontólogos e higienistas, han de trabajar en equipo con estos pacientes para garantizar un buen cuidado de la salud bucodental y adaptado a las necesidades individuales del paciente.
Todo lo mencionado hasta el momento, tiene un impacto en los hábitos alimentarios de las personas con síndrome de Down, y se estima que las dificultades alimentarias, prevalecerán durante toda la vida, si no se tratan.
Además, los problemas de alimentación se verían agudizados en el caso de que existan limitaciones para manipular la comida y manejar los cubiertos, así como la repulsa a determinados alimentos y texturas.
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Elisa Carballido Ferreira´
Higienista Dental (col. 280918)
Marina Pericet Carballido
CFGS Dietética y Graduada en Nutrición Humana y Dietética (col. MAD01284)